Nuestro útero es una tremenda fuente de energía, es nuestro órgano más preciado, el que debemos respetar, cuidar y honrar.
Las mujeres portamos un mismo útero lleno de memorias colectivas, que nos unen a todo el linaje femenino.
Si no sanamos nuestro útero seguiremos traspasando a las futuras generaciones todas las memorias ancestrales, llenas de dolor, de desvalorización, abuso y tristezas.
Como es la principal fuente de energía cuando está sano, despierta esa capacidad creadora que tenemos, nos hace vitales, joviales, es decir, sentirnos bien, vivas y felices.
Es donde se acumulan emociones y si no las liberamos quedan atrapadas, al quedar atrapadas, lo más seguro es que empezaremos a crear enfermedades como miomas, quistes, disfunciones sexuales, incluso cáncer, así que veneremos y protejamos nuestro útero, además es nuestra obligación sanarlo.